{ ERITEHIA } 1ra parte.

Primer vídeo.

Tercer mes.


—¡Eh, cariño! ¿Esto está grabando? ¡No lo parece! Ven, ayúdame un poco, por favor. —Se levanta del sofá y estira del brazo de su chico hasta ponerlo detrás de la cámara.—¿Está bien enfocada? Quiero que me vea bien, que este va a ser un recuerdo para toda la vida. ¡Incluso cuando busques a otra!  

 El hombre que está detrás de la cámara sonríe mientras niega con la cabeza al escuchar lo que dice. Se acerca a ella tras dejarla bien enfocada aunque sin decirle que ya está grabando. —Anda, no digas esas cosas y ponte al lío. Encontrar a otra como tú me será difícil así que todavía no lo he pensado. Hm, quizá la vecina del quinto... —Dice él, bromeando, mientras le da un beso en los labios. Ella acepta de buen grado esa muestra de cariño pero le empuja levemente riéndose tras este para que se vaya de la habitación. —¡Ya hablaremos tú y yo sobre esa vecina!

Vuelve a arreglarse el cabello y el vestido aunque no le haga falta. Está emocionada y todavía no sabe muy bien qué decir. Va a improvisar pero hablando desde lo más profundo de su corazón. Respira hondo. Adelante.

—Muy bien, allá vamos. Hola, mi pequeño o pequeña, soy tu mamá y ese chico tan guapo que acaba de salir de tu cuarto, es tu papá. A él ya lo conocerás mucho más cuando crezcas y espero que sea bueno contigo. En cuanto a mí, déjame decirte mi nombre: Pléyone. Sí, ya sé, es raro, pero te explico el porqué.

Tu abuela es una amante de la mitología griega y este nombre proviene de allí. Pléyone era una ninfa, una oceánide concretamente, hija de Océano y Tetis. Al parecer, le gustó tanto el nombre que decidió ponérmelo. A mí me encanta, pero encontrar a otra persona que se llame así... es difícil. 

La ventaja de llamarme así es que hizo florecer mi amor por la mitología griega también y... espera. 

Se aleja de la cámara para abrir uno de los armarios. Carga consigo varios libros y vuelve a sentarse con ellos. Sonríe y los enseña en alto uno a uno mientras continua hablando.

—Estos son los libros que le he dicho a papá que te lea cada noche porque quiero compartir este vínculo contigo. Cuando veas esto imagino que te sabrás todos los mitos griegos que te he dejado, por lo que no te costará mucho entender mi nombre o el tuyo, que en efecto, ya tengo pensado. Tanto si eres un niño o una niña.

Fue hace poco cuando he sabido que te estabas formando dentro de mí, pero no desde hace un mes o dos, no, ¡hace tres! Llegaste como un bonito regalo de navidad. Aunque eso sí, los mareos y las ganas de vomitar no lo son tanto ¿eh? No te preocupes, incluso con estos malestares me has hecho sentirme feliz. Te llevo aquí dentro, en mi barriga. No se te ve mucho aún pero mira, mira, un poco sí. 


Se levanta con una gran sonrisa en la boca tras dejar los libros en el suelo, gira su cuerpo hasta estar de perfil, levanta hasta el ombligo su blusa y se toca la parte baja de este, llegando hasta donde empieza los pantalones. Señala el lugar y mira dulcemente hacia el objetivo. 

—¡Incluso parece que haya comido mucho en navidad!

Vuelve a sentarse cómodamente en el sofá.

—Quizá también haya comido mucho, sí. Pero culpa a tu padre por preparar esa cena tan deliciosa y a tu abuelita por hacer ese postre de piña tan bueno.

Menos mal estará tu papá para alimentarte como es debido. Te doy un consejo con él: antes de decir que no te gusta lo que te ha preparado, primero pruébalo. Te sorprenderá lo mal que se ven sus comidas, algunas, pero lo bien que saben.

Qué más, qué más... ¡Ah! te iré dejando regalitos o una carta para cada cumpleaños así sabrás cuánto te quiere mamá y cuánto te querrá siempre, mi amor. Te dejo aquí muchos besos y mil y un abrazos infinitos sin pausa. Te quiero.


Finalmente vuelve a levantarse de su asiento y envía muchos besos a cámara antes de apretar el botón de detener.

Comentarios

Entradas populares de este blog

{ TODO VA MEJOR AHORA }

{ COMO UN SOPLO DE AIRE NUEVO }