{ ESTACIONES DEL AÑO }
Primero llegaste en verano. Como el verano: vigoroso, con aquel calor lleno de implícita alegría, despacio y con una sonrisa tan amplia que iluminaba más que el mismísimo sol. Fuiste una brisa marina agradable de sentir y conocer. Aunque me alejara, tus besos con sabor a sal estaban perennes en mis labios quebrados y sedientos. Pero seguías siendo sal, y tenía cada vez más sed. Me deshidratabas. Intentaste darme tu amor disfrazado de vino bajo miles de estrellas en la playa. Buen vino. Nos fundíamos en otro mundo bajo constelaciones que parecían mostrarse solo para nosotros y creíamos que todo iría a mejor. Continuaste conmigo en otoño. Eras como el otoño: Cálido, pero a la vez, lleno de frío suave que acariciaba mi mejilla y la mordía levemente alejado de cualquier peligro. Crecimos juntos como girasoles, demostrando al mundo la belleza de la naturaleza sin pretenderlo. Otro aire soplaba. Abrazaba y acariciaba dulce. Nos componíamos de hojas llenas de historias que se precipitaban al