{ MÚSICA }

Caminaba despacio, con parsimonia, con el volumen de sus auriculares en alto, olvidándose de todo aquello que tenía alrededor. No quería escuchar nada. Solo música.

Era una fanática de esas canciones tristes, las que tocan el corazón o de las que te ponen a bailar aunque tengan una letra melancólica. Eso le gustaba en exceso. Escuchaba rap, indie, rock, heavy, pop-rock y con cualquiera de esos géneros se ponía a bailar o saltar en casa sin importar quién la mirara.


No era una noche más, todo su mundo se veía patas arriba y parecía que nada pudiera ir a mejor, sino todo lo contrario.

Quizás no era a la única que le pasaba. Quizás había más gente como ella. ¿Cómo? Aquellas personas a las que la música, si está feliz le producen ganas de bailar y disfrutarla, sin importar la letra, parándose a escuchar detenidamente la guitarra, el piano, el bajo... pero cuando todo su mundo personal es un caos es cuando suben el volumen y escuchan con atención lo que dice la letra, la vive, y curiosamente concuerda con la situación que está ocurriéndole.

Vivir la música es algo que todos hacemos.


Escuchaba ahora detenidamente la letra de la canción, hablaba sobre un mal día, una mala vida, un sentimiento de agonía que no se podía quitar, una añoranza... todo a la vez. Todo cuanto estaba pasando lo escuchaba de boca de otra persona, con una voz dulce que daban ganas de llorar. Y en efecto, eso hizo. Por su cara empezaron a rodar pequeñas lágrimas que no parecían querer detener ese huracán de sentimientos que empezaba a levantarse.

Con la manga del jersey se iba secando esas pequeñas gotas que rodaban sin cesar pero en el aleatorio sonaba otra que era peor que la anterior y volvía a pensar en su vida de mierda, en como ha podido soportar levantarse cada día para enfrentarla si ella misma sabía que ya no tenía las fuerzas necesarias.


Sabía que esa variedad depresiva de canciones le hacían daño, que podían tocar su corazón como nada más lo ha hecho pero no podía borrarlas y fingir que no las amaba, que no eran oportunas y que no la ayudaban mucho a destapar todos los sentimientos encerrados.

Sonaba Oasis diciéndole que dejase de hacer llorar a su corazón pero casi no podía aguantar esas estúpidas gotas llenas de sentimientos dentro de sus ojos. Con esas palabras solo necesitaba un hombro donde apoyar su mareada cabeza con tantos pensamientos revoloteando y dos brazos que la apretasen hasta que los sollozos se fueran calmando.


Mientras, caminaba por las oscuras calles de la ciudad ligeramente iluminadas por unas farolas que parpadeaban.

Camina sin rumbo alguno, cansada de vivir, cansada de llevar tanta carga emocional encima.

Caminaba con la cabeza gacha, sin darse cuenta que estaba yendo al único lugar donde el abrazo iba a ser sincero. No la mandaba su cabeza, la mandaba su corazón.

Sus gimoteos se empezaron a escuchar en la tranquila noche hasta que chocó con alguien el cual se dirigía hacia en mismo lugar que ella a descansar del día.

Chocaron, se pidieron disculpas, sus miradas coincidieron un segundo pero bastó para saber que estaba frente a la persona que su corazón buscaba.

Sin pensárselo dos veces limpió sus lágrimas con la manga del jersey enseñando una sonrisa entristecida después de saludarle con un sencillo “Hola". La reacción de él no tardó en llegar, su corazón se ablandó, estaba apenado y con esa sonrisa decaída supo que el estado de ella era lo que hacía a su corazón latir deprisa, sintió que parado, sin hacer nada, era inútil así que la rodeó con los brazos poco a poco, acercándole la cabeza hacia su pecho, apretándola contra él y depositando un dulce beso en la frente acompañado de un “No sé qué ocurre pero estoy aquí para ti. Siempre lo estaré."


Una vez más, sonaba Oasis entre ese abrazo, una canción que se guardaría en su cabeza y en su corazón por el recuerdo que le traería.. Because maybe you're going to be the one that saves me... and after all you're my wonderwall.

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