{ QUIÉN FUERA AQUEL... }

Quién fuera aquel que se despierta a tu lado por las mañanas y te contempla en todo tu esplendor entre las sábanas, con las mejillas sonrosadas, una carita dulce y ese rostro tan sereno que causa una media sonrisa irremediablemente.

Quién fuera aquel que cede su hombro para que derrames tus lágrimas de tristeza o alegría mientras acaricia levemente tu cabeza para tranquilizarte o compartir tu felicidad.

Quién fuera aquel que besa cada una de tus pecas y tus lunares las cuales pasan desapercibidas para otras personas y que ocultan la mismísima galaxia bajo tus ropas.

Quién fuera aquel que besa y mordisquea esos labios sedientos de amor cuando miras a los ojos directamente.

Quién fuera aquel que te apreta contra su pecho solo por sentir tu calor que tanto lo reconforta y hace pensar que todo puede tener solución.

Quién fuera aquel que al verte tan frustrada con tus problemas empieza a besarte levemente el cuello hasta que olvides todo por completo.

Quién fuera aquel que escucha esos demonios que te atormentan y pretende ayudarte para que te sientas segura y a salvo a pesar de todo.

Quién fuera aquel que besa y lleva tus dedos entrelazados para demostrar al mundo que no caminas ni detrás ni delante de él sino juntos.

Quién fuera aquel que conoce todos tus defectos y te ama como eres pero a la vez, no tiene problema alguno para expresar aquello que le puede sobrepasar sus límites de calma.

Quién fuera aquel que coquetea contigo constantemente y hace que en tu rostro aparezca la más pura de las sonrisas.

Quién fuera aquel que te mira y en su cabeza suena su propia voz diciendo "¿cómo no pude amar a esta chica antes?"

Quién fuera aquel que te ve sin maquillaje y con los cabellos revueltos tras un agradable baño o ducha en el que antes habéis consumido nuevamente vuestro amor.

Quién fuera aquel que da su valioso tiempo para pasarlo contigo.

Quizás no pude ser yo, pero podría haberlo hecho mejor. Muchísimo mejor. 

Ahora solo te contemplo de lejos y cada vez que me llamas, espero tu abrazo cálido, sin pretenciones, pues las he guardado todas dentro de mi propio corazón. Bajo llave, para estar más seguro.

Pretendía tirar la llave al Sena pero quizás sea lo peor que puedo hacer, ya que cada vez que piense en París y en su río, recordaré nuestra historia sin querer.