Nec tecum nec sine te

Da un portazo tras entrar en su cuarto decidiendo así el fin de la discusión. Mientras escucha a su padre hablar con él mismo. —¡Joder! ¡Si tu madre estuviera aquí sabría como lidiar con esta situación! Se tira en su cama y hace como si le respondiera a su padre en voz baja a medida que varias lágrimas caen por sus mejillas.  —Pero no está, papá. Ojalá supieras que no sabes escoger las palabras adecuadas en los momentos oportunos. —Se revuelve en su cama y se queda mirando cara a cara con el peluche de un dinosaurio, regalo materno de su quinto año de vida. *** Cuarto vídeo. Cuarto mes. —¡Hola de nuevo, mi pequeño aguacate! ¿Por qué te digo así? Porque he ido al médico y me ha explicado todo lo que sucede dentro de mi respecto a ti y ha hecho una comparación muy graciosa. Me dijo que tenías el tamaño de un aguacate para hacerme más o menos la idea de cómo ibas creciendo. ¡Venga ya, es gracioso! Niega con la cabeza mientras se tapa la cara, la cual se ha tintado de un color rosa en sus

Primer vídeo. Tercer mes. —¡Eh, cariño! ¿Esto está grabando? ¡No lo parece! Ven, ayúdame un poco, por favor. —Se levanta del sofá y estira del brazo de su chico hasta ponerlo detrás de la cámara.—¿Está bien enfocada? Quiero que me vea bien, que este va a ser un recuerdo para toda la vida. ¡Incluso cuando busques a otra!    El hombre que está detrás de la cámara sonríe mientras niega con la cabeza al escuchar lo que dice. Se acerca a ella tras dejarla bien enfocada aunque sin decirle que ya está grabando. —Anda, no digas esas cosas y ponte al lío. Encontrar a otra como tú me será difícil así que todavía no lo he pensado. Hm, quizá la vecina del quinto... —Dice él, bromeando, mientras le da un beso en los labios. Ella acepta de buen grado esa muestra de cariño pero le empuja levemente riéndose tras este para que se vaya de la habitación. —¡Ya hablaremos tú y yo sobre esa vecina! Vuelve a arreglarse el cabello y el vestido aunque no le haga falta. Está emocionada y todavía no sabe muy bie

Caminaba despacio, con parsimonia, con el volumen de sus auriculares en alto, olvidándose de todo aquello que tenía alrededor. No quería escuchar nada. Solo música. Era una fanática de esas canciones tristes, las que tocan el corazón o de las que te ponen a bailar aunque tengan una letra melancólica. Eso le gustaba en exceso. Escuchaba rap, indie, rock, heavy, pop-rock y con cualquiera de esos géneros se ponía a bailar o saltar en casa sin importar quién la mirara. No era una noche más, todo su mundo se veía patas arriba y parecía que nada pudiera ir a mejor, sino todo lo contrario. Quizás no era a la única que le pasaba. Quizás había más gente como ella. ¿Cómo? Aquellas personas a las que la música, si está feliz le producen ganas de bailar y disfrutarla, sin importar la letra, parándose a escuchar detenidamente la guitarra, el piano, el bajo... pero cuando todo su mundo personal es un caos es cuando suben el volumen y escuchan con atención lo que dice la letra, la vive, y curiosament

Quién fuera aquel que se despierta a tu lado por las mañanas y te contempla en todo tu esplendor entre las sábanas, con las mejillas sonrosadas, una carita dulce y ese rostro tan sereno que causa una media sonrisa irremediablemente. Quién fuera aquel que cede su hombro para que derrames tus lágrimas de tristeza o alegría mientras acaricia levemente tu cabeza para tranquilizarte o compartir tu felicidad. Quién fuera aquel que besa cada una de tus pecas y tus lunares las cuales pasan desapercibidas para otras personas y que ocultan la mismísima galaxia bajo tus ropas. Quién fuera aquel que besa y mordisquea esos labios sedientos de amor cuando miras a los ojos directamente. Quién fuera aquel que te apreta contra su pecho solo por sentir tu calor que tanto lo reconforta y hace pensar que todo puede tener solución. Quién fuera aquel que al verte tan frustrada con tus problemas empieza a besarte levemente el cuello hasta que olvides todo por completo. Quién fuera aquel que escucha esos demo

Las normas son bastantes sencillas aunque este juego no es como ningún otro. Es mejor. Solo existe un peligro y es el hacerse adicto a él. Aquí vale de todo, menos cualquier cosa que pueda herir tanto emocionalmente como de manera física. También hay reglas en este juego y son: -Dejarte llevar. -Fijarte en la reacción del otro. -Tener cuidado. No importa que te hagas adicto a este juego, disfruta cada vez que alguien esté dispuesto a hacerte compañía. La regla más destacada es Dejarte llevar pero haz saber al otro si alguna caricia no te gusta o te gusta de sobremanera. Por otra parte, este juego consta de diferentes niveles que nunca se sabe hasta cuánto pueda aguantar el otro participante. El primer nivel consta de pequeños roces. Pueden ser en la parte superior de las manos, en el roce de tus dedos con la mejilla del otro, en un pequeño toque cariñoso en la nariz... Cosas minúsculas que ya dicen mucho de si. En el segundo nivel aparece el factor beso. Besos en la comisura de los lab